José Arechabala, S.A.Fundada con el nombre "La Vizcaya" en 1878, por un inmigrante español de 31 años, Industrias Arechabala se convirtió en el empleador más grande de Cárdenas, "Benefactor Eminente" de nuestro municipio y una de las compañías más importantes de Cuba. José Arechabala y Aldama llegó a La Habana en 1862 a la edad de 15 años. Había llegado a Cuba desde su Gordejuela natal en Vizcaya, España, lleno de ambición y con temple para la lucha. Conocido como hombre de carácter e intachables valores morales, dieciseis años después de su llegada comienza su propio negocio, operando un pequeño alambique en el pueblo que había escogido para criar a su familia y hacer su fortuna. En esa época Cárdenas era una ciudad nueva y llena de actividad comercial, con un tremendo ferrocarril, un puerto muy activo, y nuevas fortunas visible por donde quiera. El negocio le creció tan vigorosamente y ya su compañía era tan fuerte en 1888, que pudo seguir prosperando a pesar de sufrir pérdidas de más de $50,000.00 en daños ocasionados por un terrible ciclón que azotó al término municipal ese año.
En 1921, la compañía se incorporó bajo el nombre "José Arechabala, S.A." y aunque Don José se convirtió en su primer presidente, ya tenía 77 años de edad, y su yerno, José Arechabala y Sainz, tomó las riendas de la compañía como su primer "Director". Don José murió solo dos años después, el 15 de Marzo, 1923.
La muerte de Don José señaló el comienzo de una terrible plaga de tragedias que afectó a la compañía. En 1924 unos secuestradores que buscaban recompensa asesinaron al sucesor. Solo dos años después, otro yerno que había sucedido al primer sucesor, Gabriel Malet y Rodriguez muere en plena juventud en 1926. Más tarde la hija de Don José, viuda del yerno asesinado, también se convirtió en blanco de extorsionistas que la amenazaban con violencia. En este instante la policía de Cárdenas pudo capturar a los criminales cuando uno de los oficiales se vistió de mujer, haciendose pasar por la hija, quien había acordado reunirse con los criminales en un lugar señalado. Al creer su bienestar amenazado en Cárdenas y toda Cuba, la mayoría de los herederos de la fortuna Arechabala se fueron a vivir en España. Algunos regresaron a Cuba, pero muchos se quedarían allá por décadas y dependerían del trabajo de un pariente lejano para recibir sus dividendos, productos de las operaciones de Industrias Arechabala.
Veinticuatro años antes de esa época, Don José habia llevado a su sobrino nieto y ahijado de 12 años, José Fermín Iturrioz y Llaguno, "Josechu", a trabajar con él. El joven había comenzado barriendo pisos y haciendo otros trabajos micelaneos, pero en ese momento le interesaba más quedarse en la escuela que trabajar permanentemente con la compañía.
Josechu era hijo de una sobrina de Don José, Juana Llaguno y Arechabala, con el mayordomo de los almacenes de la compañía, Fermin Iturrioz Michelena, a quien Juana había conocido cuando vivía en la casa de los Arechabalas después de haber emigrado de España a Cárdenas. La pareja había contraído matrimonio en 1889 y tuvo 5 hijos, pero Iturrioz Michelena murió en 1903 dejando a su viuda y 4 pequeños hijos sobrevivientes, de quienes Josechu era el mayor. Por lo tanto, a los 13 años de edad, Josechu se convierte en el "hombre de la casa," teniendo que encontrar manera de seguir en sus estudios y al mismo tiempo ayudar a mantener a su familia. Después de trabajar brevemente con otra compañía mientras estaba estudiando, a los 17 años Josechu regresa a Arechabala. Tocayo de su padrino, la inteligencia de Josechu Iturrioz pronto fue reconocida y el joven se destacó como gran hombre de negocios al lado de Don José.
Josechu fue el hombre que la familia escogió para tomar las riendas de la compañía en 1926, al morir Gabriel Malet y Rodriguez. En esos momentos, Cárdenas todavía se encontraba en medios de una decadencia económica que había comenzado antes del fin de siglo. El holocáustico desplome de la Bolsa de New York llegaría en solo 3 años y los Estados Unidos se encontraba en medios de la "Prohibición" de bebidas alcoholicas, que duraría desde 1919 hasta 1933. Cárdenas había perdido mucha de su base industrial. Su compañía de ferrocarril la habían mudado a La Habana, y con ella se había ido mucha de la población, el talento y la riqueza de la ciudad, que también se mudó a la capital o a otras ciudades del país.
Pero Josechu Iturrioz sería el hombre que llevaría a Arechabala (y de muchas formas también a Cárdenas) al corazón del siglo 20. Al principio de su carrera como Director, juntó fuerzas con un joven y brillante ingeniero llamado Manuel F. Arias. Con el sentido de negocios y dirección de Iturrioz, y la maestría de Arias en convertir sueños en realidad, la compañía escalaría a alturas sin paralelos en la economía cubana.
La decadencia de la economía cardenense desde varias década, se debía en gran medida a la poca profundidad de la bahía de Cárdenas. Mientras que las naves seguían creciendo en tamaño y calada el puerto se hacía más y más obsoleto, obligando a las lineas marítimas a dejar a Cárdenas a un lado en favor de los puertos de Matanzas y La Habana. El uso de barcazas se había hecho necesario para cargar las naves mercantes, aumentando en gran medida el costo del transporte marítimo a través de Cárdenas.
Desde la época colonial se habían trazado planes y se habían hecho esfuerzos para profundizar el puerto, pero la obra nunca se habia llegado a desarrollar. Este noble empeño hasta había engendrado un escandalo a fines de 1924, cuando un grupo de ricos amigotes de politicos empujaron una ley por la legislatura cubana donde ellos recibirían $700,000.00 del gobierno para profundizar el puerto, construir un espigón, recibiendo un monopolio de 50 años de duración sobre todo la carga enviada a través del puerto de Cárdenas. El proyecto después lo paró el nuevo gobierno revolucionario de Gerardo Machado, pero el dinero desapareció y la obra se quedó en sus inicios.
Aunque Arechabala tenía sus propios muelles, a ella también la afectaban las limitaciones naturales impuestas por el puerto de poca profundidad. El resto de los muelles de Cárdenas eran viejos, se encontraban en mal estado y estaban infestados de ratas: un reflejo de los tiempos económicos dificiles que habían caído sobre la ciudad. Este era el mundo que heredó Josechu Iturrioz en 1926 cuando tomó la dirección de la compaña. Pero inmediatamente se dió a la tarea de cambiarlo.
Dependiendo de su punto de vista, desafortunadamente (o afortunadamente) Cárdenas fue azotada por otro ciclón asesino el 1 de Septiembre, 1933. Con más de cien heridos y por encima de 30 muertos, la tormenta destrulló los muelles. Esta vez Arechabala sufrió pérdidas de más de $500,000.00 en daños causados por el huracán.
Al poner a la compañía en pie después de la tormenta, Iturrioz y Arias se dieron a la tarea de al fin remediar el problema que era tan viejo como la propia Cárdenas. José Arechabala, S.A., empresa que se había comprobado seria y capacitada, asumiría la obra de construir un puerto moderno y permanente. Arechabala movilizó talento en ingeniería, equipos, y la mano de obra necesaria para llevar a cabo esta inmensa obra y comenzó a dragar el puerto y construyendo el Espigón en 1939. Durante cuatro años, incontables cardenenses trabajaron en esta obra monumental. En 1944 el trabajo no solamente se había completado, sino Cárdenas también había recibido un nuevo litoral con un malecón, nuevos espacios verdes, una marina, y un monumento conmemorando el primer vuelo de la bandera de la estrella solitaria sobre suelo cubano en Cárdenas. (Solamente 6 años después, en 1950, Cárdenas sería local de espléndidas celebraciones del centenario de la bandera). En torno, Arechabala ahora tendría a su disposición un moderno puerto y el potencial de la prosperidad ilimitada.
Y así fue durante muchos años hasta que el régimen de Castro se tomó Arechabala y la condenó a la anonimidad. El régimen le ha robado el nombre "Ron Havana Club" a la compañía y ahora produce el producto para el consumo extranjero en una distilería en La Habana. Un reciente libro de turismo sobre Cuba, producido en el extranjero, muestra una foto de la planta Arechabala, sucia y maltratada, acompañada con un enigmático pie que dice solamente: "Refinería de Azucar, Cárdenas"
He aquí una lista de los productos que producía Industrias Arechabala a fines de los años 50, tanto como los productos que importaba para el consumo domestico en Cuba:
Producción:
AZUCAR REFINADO
CARAMELOS
RON HAVANA CLUB
BRANDY RELICARIO
CREMAS ARECHABALA
VERMOUTH QUIRINAL
COÑAC ARECHABALA
RON CAÑA
ALCO-ELITE
ALCOHOL NATURAL
COMBUSTIBLES
Importaciones:
MARTIN'S 20 YEAR WHISKEY
CHIVAS REGAL WHISKEY
GINEBRA STERLING
VINOS DE MESA ESPAÑOLES
HARWOOD'S SPECIAL WHISKEY
Un perfil del negocio de Arechabala durante el mismo período revela las siguientes actividades: capacidad de almacenamiento de 2 millones de sacos de 325 lb.; una de las más antiguas refinerias de azucar de Cuba y de mayor producción, con equipos completamente modernizados; una fábrica de caramelos con alto control de calidad; planta de siropes; planta de mieles con capacidad de 5 millones de galones; la más antigua distileria de alcoholes, aguardientes y rones de Cuba; Soleras para el añejamiento de millones de litros de ron; fábrica de licores; tonelería; Planta de petroleo; planta de carburantes – pionera del empleo de alcohol para motores; pionera del uso de bagazo como material prima en la fabricación del papel; linea de cabotaje; terminal marítima; artilleros (iniciados durante la segunda guerra, durante la dramática escasez para el transporte a Estados Unidos).
Uno de los atributos que mejor caracterizó la administración de Josechu Iturrioz en Arechabala fue su constante búsqueda de industrias para Cárdenas con motivo de proveer mas trabajos para sus ciudadanos. Una fábrica de sacos de yute, la fábrica de papel de bagazo, y la fábrica de caramelos son excelentes ejemplos de esos esfuerzos. En los años 40 la compañia aprovechó la oportunidad de contratar con el gigante de caramelos norteamericano, "Charms" para construir la fábrica de caramelos, cual fabricó confituras de alta calidad para el consumo en Cuba y Estados Unidos. Durante la Segunda Guerra Mundial, llegaron a trabajar allí hasta 1,024 cardenenses, satisfaciendo el gusto por las confituras de un país en guerra. Después Arechabala le compró la fábrica a Charms y continuó produciendo caramelos excelentes por su cuenta.
A pesar de sus éxitos en el negocio y sus logros en la industria, las cualidades más importantes de Josechu Iturrioz fueron su humanidad, honradez, honor y su dedicación a la iglesia, su familia y la compañía. A la compañía el le decía "La Casa". Durante 50 años de su vida le dedicó todo el trabajo, toda la energía, todo el conocimiento, toda la rectitud de principios, toda la constancia y todo el entusiasmo de que fue capaz, al logro de los mayores éxitos de la compañía, no solo para el bien de los accionistas, sino también para el mejoramiento de todo su personal. Josechu Iturrioz le dió prestigio, seriedad y honor a Arechabala.
Aunque nunca tuvo hijos propios, los hijos de sus hermanos, tanto como la pequeñ hermana de su señora, eran como suyos. La señora madre del autor es su sobrina, y "Tio Josechu" practicamente se convirtió en su padre cuando ella perdió el suyo en 1949.
Y de mi parte, yo recuerdo visitas a su hacienda en Varadero los Domingos por la tarde. Recuerdo un hombre amable, siempre vestido en el traje de hilo blanco que era la costumbre de los hombres de esos tiempos en Cuba. Recuerdo un hombre que reía y le encantaban mis travesuras de niño. Recuerdo el aura que le rodeaba. Pero realmente he comenzado a conocer a ese hombre muy después de que se nos ha ido. Fue un gran hombre. No merecía haber muerto como exiliado, un primero de enero en Nueva York, 1969, entre las dificultades que le acompañaban.
Y a ti Tio Josechu, te prometo que a pesar de lo oscura que se ve la situación de Cuba en estos momentos, no permitiré que el mundo olvide lo que hiciste por Cárdenas.
Bacardí es la propietaria de los derechos sobre la marca de ron Havana Club, tras haberle comprado dicha marca a sus legítimos y originales propietarios, que a su vez son los creadores de la misma. La familia Arechabala creó el ron Havana Club en 1935 en Cuba y posteriormente vendió su ron en España y otros países. En 1959, la marca Havana Club de los Arechabala, junto a otros bienes cubanos, fueron confiscados por el gobierno cubano sin mediar compensación alguna. A comienzos de los años 90, Cuba firmó un acuerdo con la compañía francesa Pernod Ricard para explotar la marca confiscada a nivel mundial a través de una empresa conjunta llamada Havana Club Holding.